Estudio y muestra fotográfica presentan la realidad social de los campos mineros de extracción ilegal de oro. Más de 30 mil personas trabajan en la minería ilegal del oro en Madre de Dios. (Fotos: Eveline Renaud/Carmen Barrantes)
Para entender el por qué de esta situación el fotógrafo ruso Andrey Gordasevich y el sociólogo suizo Nils Krauer se internaron seis meses en las zonas en las que se extrae oro de manera artesanal en Madre de Dios y compartieron su tiempo con los mineros, fotografiándolos y escuchándolos para comprender su realidad.
El resultado de esa experiencia fue Quickgold (www.quickgold.ru) un proyecto integral en el que ambos retratan la vida de los mineros, con el objetivo de poner en perspectiva todo aquello que gira alrededor de su actividad: desde la simbología del lujo que rodea al mineral hasta los problemas sociales y ambientales que genera su extracción.
“Siempre se ha reconocido que la extracción descontrolada del oro causa problemas sociales y ambientales, se habla de la deforestación del bosque, pero poco se conoce de las razones por las cuales la gente arriesga su vida en las pequeñas minas”, indicó Nils Krauer.
El investigador dijo que, tras su experiencia en el lugar, ha podido comprobar el gran impacto social y ambiental de la minería ilegal, que no solo se traduce en deforestación, sino también en empleo precario, condiciones de vivienda carentes de servicios básicos, comercio sexual y trata de personas.
“En Madre de Dios, más de 60 mil personas encuentran una fuente de ingreso en la pequeña minería, mayormente de manera informal e ilegal. La mayoría de estas personas no tiene educación y no puede acceder a un mercado formal. En sus lugares de origen viven en condiciones precarias y, en esas circunstancias, la minería se ha convertido en su única alternativa para salir de esa pobreza extrema, porque el Estado no les ofrece otras oportunidades”, aseguró Krauer.
El suizo agregó que para esos pobladores trabajar en la minería ilegal no es fácil, pues deben cumplir jornadas de hasta 14 horas diarias sumergidos bajo el agua y en condiciones adversas. Sin embargo, lo hacen porque la actividad les da un status social que no lograrían si se quedan en sus pueblos.
“Gracias a esa actividad ellos pueden ir escalando y su objetivo es poner su propio negocio. Ante ello, el Estado, más allá de ver a los mineros como los malvados que quieren llevarse plata fácil, debería de pensar en alternativas que puedan ser atractivas y puedan reemplazar esa actividad”, comentó.
La trata de personas
Carmen Barrantes es una investigadora y fotógrafa peruana que también visitó la zona como parte de su labor para la organización Terre des Hommes Suisse, la cual trabaja contra la trata de personas en Cusco y Madre de Dios.
Barrantes indicó que, a través de la investigación, se ha detectado que la mayoría de víctimas de trata de personas no son locales sino que son llevadas de otros lugares, como Quispicanchis, en Cusco.
“Saber eso es importante para hacer la prevención, pues actualmente se hace trabajo preventivo en Cusco y no en los distritos donde se está produciendo la captación de las menores. La inversión está desfasada”, comentó.
Agregó que una de las cosas que queda clara es que estas personas no están en la minería ilegal porque decidieron llegar frente a muchas alternativas, sino que lo hicieron luego de experiencias laborales frustrantes.
“Es fácil descalificar a otro si no conoces su realidad. En el caso de la trata, por ejemplo, lo que dispara la situación es que estas niñas provienen de las zonas de extrema pobreza del Cusco, de Ocongate, Quispicanchis y el corredor de la carretera Interoceánica. Vienen de una economía de pobreza donde la oferta de la minería ilegal les resulta muy atractiva. Ellas ganan en sus zonas de origen 200 soles al mes y las llevan con engaños de que ganarán 1,000 soles. Pese a que viven en esclavitud, muchas se quedan porque esa situación perversa es para ellas una oportunidad de mejorar y ya no pasar por hambre y frío”, manifestó.
El estudio y las fotografías de los tres investigadores se presentarán en la exposición Quickgold: Los rostros de la minería de oro en Madre de Dios: tres miradas, que se inaugura el miércoles 24 de mayo, en la galería El Ojo Ajeno del Centro de la Imagen.
La muestra es organizada por la Embajada Suiza en Perú, la red Gomiam (Gold Mining in the Amazon), Terre des Hommes Suisse, el Centro Bartolomé de las Casas y el Centro de la Imagen.
En tanto, el 7 de junio próximo se realizará el conversatorio Minería Artesanal y pequeña en el Perú: oportunidades y desafíos. La actividad contará con la participación del coordinador nacional de BGI-Oro y responsable de la Cooperación Suiza, Guillermo Medina, así como el asesor del Ministerio del Ambiente César Ipenza Peralta, entre otros. El ingreso es libre.