Entre el cielo y el infierno: raíces de la trata de personas en Madre de Dios

Una entrevista con Carmen Barrantes, autora de ‘Entre el cielo y el infierno’, un estudio sobre la explotación sexual en Madre de Dios.

 

KM. 108, INTEROCEÁNICA. POLICÍA EN OPERATIVO. (FOTO: CARMEN BARRANTES)

En la trata de personas hay demasiadas aristas y raíces del problema, como demuestran en su investigación: ausencia del Estado, discriminación racial y de género, falta de oportunidades para salir de la pobreza, etc. ¿Por dónde empezar a atacar el problema?

Las modalidades pueden ser distintas en las regiones del Perú. La trata, particularmente la de Madre de Dios, a diferencia de la internacional, es una que está enraizada en la exclusión y la desigualdad. Tenemos evidencias suficientes para pensar que ahí están los condenados del Perú, los que no tienen oportunidades en su lugar de origen, los que no tienen trabajo, a los que le va mal, los perdedores de su distrito o provincia o familia. No vienen de una familia donde todos están en la misma situación, pero son la persona que tienen, dentro de esa familia, menos oportunidades: la que el novio la dejó, la que no rendía en el colegio, la que el papá o vecino la tocó. Son un conjunto de personas que viven el daño colateral de las relaciones sociales o económicas de su región.

Muchas de las características de las modalidades y raíces del problema, son similares a las que uno encuentra en los casos de Europa, Medio Oriente o Asia. ¿Cuáles consideras que son las características particulares de la trata en el Perú?

En el caso de Madre de Dios, las víctimas mujeres son captadas cuando buscan trabajo. No son raptadas, como en Argentina. El ejercicio de la explotación, además, se da en condiciones distintas a las del extranjero donde son drogadas, privadas de toda posibilidad de transporte o comunicación, que son las características que podemos recordar de las películas. El imaginario nos lleva a unos hombres muy malos hablando rudamente con víctimas tratadas brutalmente, pero no es así necesariamente. Puedes encontrar víctimas que no han sido secuestradas, sino engañadas. Son interceptadas cuando están en búsqueda de trabajo en las zonas y canales oficiales de búsqueda de trabajo de su región. Hay que entender que toda la mano de obra de Madre de Dios es un mano de obra no calificada, lo que quiere decir que hay una relación entre empleo precario y trata. Esta es una relación que hay que discutir y hacer visible porque si no las políticas públicas se van a equivocar.

Debido a ese modelo, por ejemplo, ustedes señalan que hay estudios que indican estadísticamente que en Madre de Dios está erradicada la pobreza y hay provincias ahí que están consideradas con un gran nivel de desarrollo humano. ¿Hasta qué punto ese modelo que mencionas o esta concepción del desarrollo oculta problemáticas como la trata?

Hay que señalar que Madre de Dios no es un lugar de captación, si no de explotación. No son las víctimas de ahí las que son explotadas, lo que no quiere decir que no las haya. No pasan del 10%. No es falso que en Madre de Dios circule mucho dinero, pero la pobreza no es solo monetaria. Hay desnutrición, anemia, el sistema de salud es muy precario, el saneamiento está en menos del 50%. Y hay que ver en especial el costo de vida: si acá te puedes comer un lomo saltado por 10 soles, allá te cuesta 20; el jugo de naranja en el mercado te cuesta 10 soles; la cerveza, 20 soles; la jarra de licor, 20 soles. Hay un dinero circulante sí, pero hay que ver para qué tipo de vida te alcanza. El cliente de la trata es un hombre dispuesto a gastar para ser alguien en esa zona y para hacer algo con ese dinero que tiene después de muchos años de frustración. ¿Cómo se siente un sin futuro cuando consigue 100 soles?

Uno puede percibir el mismo problema alrededor de los distintos tipo de minería: la ilegal, la informal y la formal. ¿Cómo se distingue este problema entre los distintos tipos de minería?

Se puede distinguir en el sentido de que Madre de Dios es una zona donde el Estado está totalmente ausente y donde la criminalidad es alta. Puedes ir a otros lados donde hay explotación gasífera, cuprífera, de cualquier tipo, pero toda explotación que concentre hombres con plata van a dar el mismo patrón, con mayores o menores perversidades. Es muy importante que en los estudios de factibilidad se incluya el impacto social sobre la relaciones sociales que se van a tejer después de que un proyecto legal empieza. Esa es la lección que deja Madre de Dios para todos los proyectos de exploración.

Uno de los datos más perturbadores es cómo los tratantes y los clientes pueden tener los mismos orígenes, las mismas herencias culturales, el mismo nivel económico que la víctima. Y eso en vez de generar comprensión, genera aprovechamiento de unos sobre otros. Uno de las recomendaciones que plantean es inculcar en la zonas la conciencia del problema de la trata. ¿Cómo se hace en una realidad donde no importa si la víctima es tu hija, tu hermana, tu vecina?

Hay ahí una estrategia de sobrevivencia que hay que entender. Cuando tienes tu plato de comida asegurado ya eres otra persona respecto a cómo te vas a enfrentar al mundo. Para empezar hay que cambiar las condiciones tan extremas de desigualdad. Esta gente, con certeza, viene de ser negada en su zona de origen y la adquisición de poder se vuelve totalmente perversa. Se parte de que el otro no tiene derechos y de la necesidad de uno salvarse. Más que en los individuos, para mí el problema está en el modelo que no les hace tener alternativas iguales. Hay muchas personas que vuelven a la trata luego de salir de esta y se cree, a la ligereza, que es porque les gusta la plata fácil. No es así: vuelven porque para muchos esa es la única oportunidad de comer un lomo saltado o para mandarle plata a la mamá que padece cáncer. No se trata necesariamente de una banda de criminales que ha tomado Madre de Dios, es un grupo de excluidos que se entretejen con criminales.

LA PAMPA. PROSTIBAR EN CAMPAMENTO ABANDONADO DESPUÉS DE MEGA OPERATIVO. (FOTO: CARMEN BARRANTES)

Se han creado incluso creencias en torno a la trata: cuanto más jóvenes son las niñas más oro se conseguirá luego, por ejemplo. ¿Qué nos revela el que aparezcan creencias de este tipo?

Creo que son para legitimar prácticas. Se necesita hacer cosas que son aceptadas socialmente, que se hacen por una razón. Por ejemplo, a un hombre que movía el mercurio con su mano en una olla yo le dije que me parecía que eso le podía hacer daño y me dijo que no, que estaba equivocada, que el mercurio mataba las penas.

A partir de los testimonios que recogieron mostraron cómo determinadas lógicas se invierten una vez que se entra en la trata: lo seguro pasa a ser peligroso y lo peligroso, seguro. Cuando salen de la trata son discriminados, cuando antes por lo menos tenían comida y techo. ¿Hasta qué punto este fenómeno y complejidad que distorsiona conceptos tan básicos podría explicar -no justificar- sentencias judiciales como las que hemos tenido últimamente?

El pensamiento Villa Stein corroe y muestra la perversidad y la indiferencia de la sociedad frente al tema de la trata, así como el desconocimiento y el machismo. En el caso de estas sentencias o resoluciones ejecutorias que se basan en la no existencia de un medio violento, se equivocan. Hay gente que dice que es corrupción, yo digo que es machismo. El pensamiento que plantea que las mujeres somos un objeto de uso hace que no haya severidad, que me confunda cuando no veo el tipo penal. Ese sentimiento hace que se exija un tecnicismo así a pesar de haber estudiado y saber que la ley dice que cuando se trata de un niño no se exige un medio violento. Esa exigencia se hace en base al imaginario, no a la norma. Si hay un tecnicismo que le permite salvar a un acusado, un tecnicismo también le permitiría condenarlo. ¿Por qué si tengo dos opciones elijo la impunidad? Simplemente no se ve la gravedad del caso y eso es machismo.

El pensamiento Villa Stein muestra el desconocimiento de la realidad peruana, cuando él tiene que dar el ejemplo. Se suele capacitar al juez, al asistente, al policía, al fiscal, pero hay que capacitar a las cabezas. Es la única manera de cambiar a esta sociedad enferma que ha naturalizado que esto pueda suceder.

KM 108, INTEROCEÁNICA. AVISO DE CAPTACIÓN (FOTO: CARMEN BARRANTES)

En la investigación que ustedes desarrollaron señalan que casi la mitad de las personas involucradas en la trata son mujeres. ¿Cómo se explica este dato cuando se plantea que el machismo es una de la raíces del problema?

Hay que señalar que hay distintos tamaños de negocios en la explotación. En los más pequeños, que tienen 3 o 4 chicas, tienen básicamente mujeres. Pero, por ejemplo, encontramos otros negocios de 150 chicas mayores de edad que sí estaba controlado principalmente por hombres. El tamaño del negocio puede determinar la presencia del hombre porque este puede estar en la seguridad, en la caja o podría ser el dueño. Pero como fenómeno extendido de negocios pequeños y casi familiares, son las mujeres las que predominan porque el hombre lleva a su mujer a un lugar donde no puede hacer nada. Para un bar solo necesitas una congeladora, un equipo de luz y otro de música. El hombre es el que tiene la plata, pero con esa inversión ella empieza a ganar su propio dinero. Por eso lo ven como una oportunidad. Otras son víctimas que se dan cuenta que pueden estar mejor como tratantes. Es una cadena perversa en donde no hay una línea clara de lo que está bien o mal porque el pensamiento es más básico: cómo como mañana.

¿Hasta qué punto crees que el conservadurismo de nuestra política, ese que archiva una y otra vez proyectos como el derecho de las mujeres a decidir sobre sus cuerpos, alimenta esta problemática? ¿Hay una relación?

Totalmente. Es como seguir pensando en la sociedad que fuimos. Se sabe que en los avances progresistas sobre las relaciones sociales, entre los avances oficiales y el cambio de mentalidad, hay una diferencia de años y es muy larga. Pero también es cierto que estas personas que están tomando decisiones en el Perú han sido formadas con el pensamiento anterior. Por obligación deberían informarse y aplicar la ley, pero cuando hay opciones y la ley deja un vacío -que siempre va a haber porque todo no puede estar escrito- y puedes optar entre dos opciones, optas por la conservadora. El personaje sigue estando en la sociedad previa a Velasco: todos no son iguales, no tienen los mismos derechos, las mujeres estamos al servicio de, y tenemos construcciones de masculinidad y de roles míticos como la “dama de compañía”, que es un nombre que esconde la explotación.

¿Qué cambios crees que se pueden dar en este nuevo gobierno?

Si lo vamos a ver como una serie de tragedias individuales no se va a cambiar nada. Hay que entender que es un problema de desarrollo y un problema económico. Tengo expectativas porque los contactos que he tenido con la comisión que formó PPK en Madre de Dios me permite tener una esperanza de que hay una mirada de carácter no moral, sino económica.

 

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